Sábado Semana 03 Cuaresma - 13 de marzo​

Ora despacio con el Evangelio del día: Lucas 18, 9-14
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Lectura del santo evangelio según san Lucas 18, 9-14
En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí
mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El
fariseo, erguido, oraba así en su interior:
"¡Oh, Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo."
El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; sólo se golpeaba el pecho, diciendo:
"¡Oh, Dios!, ten compasión de este pecador."
Os digo que este bajo a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se
enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»
Palabra del Señor.
Medita: El Evangelio nos recuerda la importancia de la humildad. Jesús dice: “Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.” (Lucas 18,14) Sin embargo, a veces es difícil comprender la virtud de la humildad. Vivirla a diario más aún. Los santos son unánimes al afirmar que la humildad es fundamental para la vida espiritual.
Muchas veces pensamos que la humildad consiste en restar importancia a nuestros dones y fortalezas. Pero para los corresponsables, la humildad genuina nos libera para reconocer nuestros dones y fortalezas y ponerlos en las manos de Dios dejando que dirija su uso para Su gloria. La persona humilde debe reconocer que ser un instrumento en la mano de Dios, Todopoderoso es más de lo que uno podría ser por sí solo.
 
Profundiza en tu oración: Oseas 6, 1-6; Salmo 50
 
Actúa: ¿Cómo te ves a ti mismo? ¿Cómo el fariseo justo que es considerado como un pilar de la sociedad, o como el recaudador de impuestos paria que se da cuenta de que es un pecador? No olvides que Dios te conoce. ¡Ora pidiendo la capacidad de humillarte! Exalta a Dios admitiendo pecados y recibe su misericordia a través del sacramento de la Reconciliación.