Sábado después de Ceniza - 20 de febrero

Ora despacio con el Evangelio del día: 

Lucas 5, 27-32
✠
Lectura del santo evangelio según san Lucas 5, 27-32
En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:
«Sígueme.»
Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron a sus discípulos, criticándolo:
«¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?»
Jesús les replicó:
«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los
justos, sino a los pecadores a que se conviertan.»
Palabra del Señor.

Meditación:

Hoy, Jesús invita al publicano Leví-Mateo a seguirlo. Y el pecador se levanta, lo deja todo y va en seguimiento de Jesús. «Y dejadas todas las cosas se levantó y le siguió.» (Lucas 5,28) No miró hacia atrás y decidió que ese llamado era importante para él. Tú que buscas tantas excusas con el fin de no responder, permite que Jesús te ayude a responder como Leví. Para los creyentes corresponsables es el llamado a poner al servicio de todos lo que Él nos ha regalado.

Y Leví-Mateo hace una fiesta. Ofrece un gran banquete para celebrar su conversión. Vivir la Misa con Jesús es hacer de cada Misa una fiesta con Él. Encontrarnos con el Rey del universo, con nuestro Dios y Señor, debe ser para todo cristiano una gran fiesta. No puede haber en el mundo otra fiesta semejante a esta. Por eso, reviste la máxima importancia el asistir a Misa, no por compromiso social o familiar, no por cumplir simplemente, sino por amor. Vale la pena hacer cualquier esfuerzo y sacrificio para asistir a Misa y comulgar. Vale la pena ir bien vestidos y preparados para este gran encuentro. Vale la pena asistir a Misa cada día, para recibir a Jesús y celebrar una fiesta con Él en nuestro corazón. ¡Sigámoslo, nos está llamando!
 
Profundiza en tu oración: Isaías 58, 9b-14; Salmo 85
 
Actúa: Comprométete a asistir a la Misa diariamente durante la Cuaresma. Así acompañamos a Jesús en su camino a la Cruz.