Jueves Semana 01 Cuaresma - 25 de febrero

Ora despacio con el Evangelio del día: Mateo 7, 7-12
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Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 7-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien
pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide
pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden!
En resumen: Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la Ley y los profetas.»
Palabra del Señor.
Medita: Esta lectura, ¿qué nos dice? Que Dios sabe lo que necesitamos. No golpearemos una puerta sin que se nos abra ante nosotros la que es mejor para nosotros. Hoy el Señor nos invita a revisarnos una vez más, a ver si estamos haciendo lo que necesitamos para encontrar las respuestas que buscamos cada día. Nos anima a pedirle, a buscarlo, a hablar con Él, que cuando tengamos que llamar a la puerta lo hagamos con oración y acogida. Que estemos en comunicación con Él, porque Él es nuestro Padre y nosotros somos sus hijos. Él con su ejemplo nos enseña cual es el camino. Podemos pedir, pero también debemos dar de aquello que pedimos. Debemos buscar, pero también que cuando otros busquen encuentren en nosotros. Podemos tocar la puerta para que nos abran, pero debemos abrir nuestra puerta para que los que están afuera puedan encontrar a Cristo en nosotros. Esta es una gran regla, hagamos por los demás lo que queremos que hagan por nosotros.
 
Profundiza en tu oración: Ester 14, 1. 3-5, 12-14; Salmo 137
 
Actúa: Hagamos el propósito de pedir a nuestro Padre lo que entendemos que necesitamos, sabiendo que Él nos dará no necesariamente lo que pedimos, sino lo que es mejor. Hagamos el propósito de buscarlo en donde sabemos Él está presente: la Palabra, la Eucaristía, el hermano, sobre todo el más necesitado. Seamos una puerta abierta con una sonrisa llena de esperanza y buenas intenciones para todos. Aunque nos hayan hecho mal. Recordemos que somos verdaderos hijos de Dios.