Profundiza en tu oración: Génesis 9, 8-15; Salmo 24; 1 Pedro 3, 18-22
PRIMERA LECTURA
Lectura del Libro del Génesis 9, 8-15.
Dios dijo a Noé y a sus hijos:
«Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los
animales que os acompañaron, aves, ganado y fieras, con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: El diluvio no volverá a destruir la vida ni habrá otro diluvio que devaste la tierra.»
Y Dios añadió:
«Esta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con
vosotros, para todas las edades: Pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir los vivientes.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Sal 24, 4bc-5ab. 6-7bc. 8-9
R/. Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad,
para los que guardan tu alianza.
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas,
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.
Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad,
para los que guardan tu alianza. R/.
El Señor es bueno, es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pedro 3, 18-22.
Queridos hermanos:
Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los
culpables, para conducirnos a Dios.
Como era hombre, lo mataron; pero como poseía el Espíritu, fue devuelto a la
vida.
Con este Espíritu fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos -ocho personas- se salvaron cruzando las aguas.
Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva: que no consiste
en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Cristo Jesús Señor nuestro, que está a la derecha de Dios.
Palabra de Dios.
Lectura del Libro del Génesis 9, 8-15.
Dios dijo a Noé y a sus hijos:
«Yo hago un pacto con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los
animales que os acompañaron, aves, ganado y fieras, con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Hago un pacto con vosotros: El diluvio no volverá a destruir la vida ni habrá otro diluvio que devaste la tierra.»
Y Dios añadió:
«Esta es la señal del pacto que hago con vosotros y con todo lo que vive con
vosotros, para todas las edades: Pondré mi arco en el cielo, como señal de mi pacto con la tierra. Cuando traiga nubes sobre la tierra, aparecerá en las nubes el arco y recordaré mi pacto con vosotros y con todos los animales, y el diluvio no volverá a destruir los vivientes.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Sal 24, 4bc-5ab. 6-7bc. 8-9
R/. Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad,
para los que guardan tu alianza.
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas,
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R/.
Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad,
para los que guardan tu alianza. R/.
El Señor es bueno, es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R/.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la primera carta del Apóstol San Pedro 3, 18-22.
Queridos hermanos:
Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los
culpables, para conducirnos a Dios.
Como era hombre, lo mataron; pero como poseía el Espíritu, fue devuelto a la
vida.
Con este Espíritu fue a proclamar su mensaje a los espíritus encarcelados que en un tiempo habían sido rebeldes, cuando la paciencia de Dios aguardaba en tiempos de Noé, mientras se construía el arca, en la que unos pocos -ocho personas- se salvaron cruzando las aguas.
Aquello fue un símbolo del bautismo que actualmente os salva: que no consiste
en limpiar una suciedad corporal, sino en impetrar de Dios una conciencia pura, por la resurrección de Cristo Jesús Señor nuestro, que está a la derecha de Dios.
Palabra de Dios.