Viernes, Octava de la Natividad del Señor – 1 de enero de 2021
Solemnidad: Santa María, Madre de Dios

Lc 2, 16-21
Encontraron a María y a José y al niño. Y a los ocho días, le pusieron por nombre Jesús
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Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
En aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
Palabra del Señor.

Meditación:

Ora despacio con el Evangelio del día: Lucas 2, 16-21

Medita: ¡Qué dicha la de los pastores! Recibieron el anuncio del ángel y pudieron iniciar camino y encontrar al niño en el pesebre. Lo vieron, lo adoraron y tuvieron la bendición de relatar a María y José toda la revelación angelical que habían vivido. “Y María conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón”.
¡Qué dicha poder hablar con la Madre de Dios, vaciar el corazón rebosante de alegría por las palabras del ángel ante la presencia del Niño Dios y los oídos atentos de María! Qué momento maravilloso para María el estar escuchando los balbuceos del niño junto a las palabras de los pastores, también sus hijos, pues María también es nuestra madre.
Hoy festejamos la maternidad de María como Madre de Dios. Si bien fue escogida por Dios para ser su madre en este mundo, igualmente ella no tuvo el más mínimo reparo para decir, “Hágase en mi según Tu Voluntad”. Que este ejemplo de María nos sirva de guía para la definición de nuestras vidas, un tranquilo sí a la voluntad de Dios. Y tengamos la confianza, que ante las alegrías y dificultades que presenta el vivir de esta forma, tendremos siempre los atentos oídos de María, Madre nuestra, para escucharnos y compartir nuestras alegrías, consolar nuestros dolores e interceder por nosotros ante su hijo Jesús.

Profundiza en tu oración: Números 6, 22-27; Salmo 66; Gálatas 4, 4-7

Actúa: Examina hoy tu devoción a Santa María. ¿Tiene María el lugar que le corresponde? ¿Llevas a ella tus alegrías, tus pesares y tus anhelos? Anda, hay una madre que te espera y que ¡no te abandonará jamás!