45 años unidos contra el hambre en Puerto Rico y el mundoGuia para la oración en Adviento y Navidad
Año litúrgico 2021 / Ciclo B |
Viernes después de Epifanía – 8 de enero de 2021
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EVANGELIO
Mc 6, 34-44 Al multiplicar los panes Jesús se manifiesta como profeta ✠ Lectura del santo Evangelio según san Mateo. En aquel tiempo, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas. Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle: «Estamos en despoblado y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer». Elles replicó: «Dadles vosotros de comer». Ellos le preguntaron: «¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer?». Él les dijo: «¿Cuántos panes tenéis? Id a ver». Cuando lo averiguaron le dijeron: «Cinco, y dos peces». Él les mandó que la gente se recostara sobre la hierba verde en grupos. Ellos se acomodaron por grupos de cien y de cincuenta. Y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y de peces. Los que comieron eran cinco mil hombres. Palabra del Señor. |
Meditación:
Ora despacio con el Evangelio del día: Marcos 6, 34-44
Medita: Cinco panes y dos peces fueron suficientes para alimentar a cinco mil hombres … ¡y sus familias! Y es que aquellos cinco panes y dos peces, se multiplicaban cada vez que Jesús adentraba sus manos en las cestas y sacaba de ellas el alimento. Y se multiplicaban, y multiplicaban y multiplicaban … hasta que todos comieron a saciedad … y sobró … ¡y en abundancia!
¿A qué se nos parece esto? Jesús alimentando corporalmente … así lo sigue haciendo hoy en la Eucaristía, más no para saciar nuestra hambre corporal, sino la espiritual. Esa hambre que viene de la necesidad que tiene el hombre de sentirse amado, acompañado y cuidado por Dios. Igual que en el momento de la multiplicación de los panes, el alimento del alma que es Jesús se multiplica, multiplica y multiplica en la Eucaristía hasta el punto de que todo el que desee alimentarse, lo podrá hacer … y es tanto amor … que sobra y ¡en abundancia! Una y otra vez podemos buscar ese amor infinito de Dios por todos nosotros. Solo hay que prepararse y allegarse a la mesa, igual que lo hicieron los cinco mil hombres al acercarse a las cestas, y pedir ese “alimento” que el mismo Jesús nos da, cuando el mismo Jesús se da … en esa cesta de alimento infinita que es su Amor hecho Eucaristía.
Profundiza en tu oración: 1 Juan 4, 7-10; Salmo 71
Actúa: Si hace tiempo que no buscas el alimento de amor en la Eucaristía, busca el sacramento de la Reconciliación y camina hacia Jesús con sus cestas repletas de alimento de amor. ¿Ya lo haces? Pues acércate ahora cada vez más, con esa ilusión de que recibes ese amor infinito de las mismas manos de Jesús, que se multiplica, multiplica y multiplica … y que siempre estará ahí y ¡en abundancia!
Medita: Cinco panes y dos peces fueron suficientes para alimentar a cinco mil hombres … ¡y sus familias! Y es que aquellos cinco panes y dos peces, se multiplicaban cada vez que Jesús adentraba sus manos en las cestas y sacaba de ellas el alimento. Y se multiplicaban, y multiplicaban y multiplicaban … hasta que todos comieron a saciedad … y sobró … ¡y en abundancia!
¿A qué se nos parece esto? Jesús alimentando corporalmente … así lo sigue haciendo hoy en la Eucaristía, más no para saciar nuestra hambre corporal, sino la espiritual. Esa hambre que viene de la necesidad que tiene el hombre de sentirse amado, acompañado y cuidado por Dios. Igual que en el momento de la multiplicación de los panes, el alimento del alma que es Jesús se multiplica, multiplica y multiplica en la Eucaristía hasta el punto de que todo el que desee alimentarse, lo podrá hacer … y es tanto amor … que sobra y ¡en abundancia! Una y otra vez podemos buscar ese amor infinito de Dios por todos nosotros. Solo hay que prepararse y allegarse a la mesa, igual que lo hicieron los cinco mil hombres al acercarse a las cestas, y pedir ese “alimento” que el mismo Jesús nos da, cuando el mismo Jesús se da … en esa cesta de alimento infinita que es su Amor hecho Eucaristía.
Profundiza en tu oración: 1 Juan 4, 7-10; Salmo 71
Actúa: Si hace tiempo que no buscas el alimento de amor en la Eucaristía, busca el sacramento de la Reconciliación y camina hacia Jesús con sus cestas repletas de alimento de amor. ¿Ya lo haces? Pues acércate ahora cada vez más, con esa ilusión de que recibes ese amor infinito de las mismas manos de Jesús, que se multiplica, multiplica y multiplica … y que siempre estará ahí y ¡en abundancia!
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