Sábado dentro de la Octava de Navidad – 26 de diciembre de 2020
Fiesta: San Esteban, protomártir

EVANGELIO
Mt 10, 17-22
No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre
✠
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.
El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.
Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará».
Palabra del Señor.

Meditación:

Ora despacio con el Evangelio del día: Mateo 10, 17-22


Medita: Hoy, aunque nos parezca raro al celebrar la Navidad, celebramos la fiesta de San Esteban, primer mártir. Esteban fue apedreado hasta la muerte. Tuvo el valor de creer en la promesa dada desde el pesebre. El Evangelio de hoy nos presenta un pasaje de Mateo donde Jesús advierte a sus discípulos que seguirlo fielmente conlleva dificultades y persecución. Ser discípulo de Cristo es cosa seria y no algo momentáneo. Y aunque esto realmente parece bastante desalentador y sería suficiente para renunciar al deseo de seguir a Jesús, se nos reafirma que en ese momento no estaremos solos: el Espíritu Santo soplará y se manifestará para que podamos pronunciar esas palabras que muchos no quieren escuchar. ¡Dejemos al Espíritu hablar en nosotros!

Profundiza en tu oración: Hechos 6, 8-10; 7, 54-60; Salmo 30

Actúa: La sencillez del pesebre y la dureza del martirio van a la par en la vida de santos y santas y en la vida de tantas personas que hoy son perseguidas hasta la muerte por causa de su fidelidad al Evangelio. ¿Tú conoces de cerca personas así?  Recemos hoy por ellas y seamos más humildes de corazón.