Solemnidad de la Natividad del Señor – 25 de diciembre de 2020
Misa de medianoche

EVANGELIO
Lc 2, 1-14
Hoy os ha nacido un Salvador
✠
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio.
Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad.
También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.
En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor.
El ángel les dijo:
«No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
«Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad».
Palabra del Señor.

Meditación:

Ora despacio con el Evangelio del día: Lucas 2, 1-14

Medita: La sola voz de un ángel que anuncia una gran noticia se torna en estruendo de un ejército celestial. El mensaje dirigido a unos pocos repercute al mundo entero. Y es mensaje de cumplimiento, de que lo esperado ha llegado, en silencio, sin estruendo, con la paz de la noche y en la simpleza de un pesebre, del vientre de la Virgen, acompañada de su esposo, un humilde carpintero. Y la sutil llegada conmoverá al mundo, librará del yugo del pecado, traerá la paz y reafirmará el amor de Dios por “los hombres que ama el Señor”.
Esta noche es noche de callada fiesta, de profunda alegría, de tierno momento que tu corazón abraza. Hoy nos llega la caricia encarnada del Niño Dios, que habitará entre nosotros, vivirá como uno de nosotros menos en el pecado y dará su vida por todos “los hombres que ama el Señor”.

Profundiza en tu oración: Isaías 9, 1-3. 5-6; Salmo 95; Tito 2, 11-14

Actúa: Esta noche, busca un rato de silencio, recrea la tranquilidad de esa noche hace miles de años, imagina la voz del ángel y el estruendo del coro celestial y abraza esa feliz tranquilidad que nos trae el Amor del Señor convertido en humanidad.

Solemnidad de la Natividad del Señor – 25 de diciembre de 2020
Misa del día

EVANGELIO
Jn 1, 1-18
El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros
✠
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,
ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo:
«Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
Palabra del Señor.

Meditación:

Ora despacio con el Evangelio del día: Juan 1, 1-18

Medita: Hoy nos ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor. Hoy se ha encarnado la Palabra para habitar entre nosotros. El origen de todo hoy camina entre nosotros. Ya no hay que escuchar a Dios en nuestros sueños o en la brisa o en los montes, o por medio de profetas o intermediarios. Hoy, el Hijo único de Dios, la Palabra, habla por medio de labios como los nuestros. Ya no hay forma más clara de decirla o escucharla, el propio Jesús nos la comparte. Jesús nos anuncia el Reino y nos dice cómo alcanzarlo: ¡haciendo la voluntad del Padre! Solo así podemos alcanzarlo. La Palabra que es vida, ahora es vida entre nosotros. La Palabra que es luz, ahora es luz entre nosotros. El origen de todo ahora vive con nosotros.
No todos escucharon a los profetas. No todos escucharon a Juan. ¿Estamos escuchando a Jesús … la Palabra hecha hombre?

Profundiza en tu oración: Isaías 52, 7-10; Salmo 97; Hebreos 1, 1-6

Actúa: Concluida la espera del Tiempo de Adviento y comenzada ya la Navidad, repasa cómo eres y pregúntate, ¿soy reflejo de Jesús … de la Palabra que habitó entre nosotros, que sigue con nosotros en la Eucaristía, en la Escritura, en la Comunidad de creyentes? Hace muy poco iniciamos un nuevo año litúrgico, haz el propósito de cambiar y ¡a Jesús reflejar!